lunes, 21 de mayo de 2007

Encontré en mi alcancía

De mi blog original, pongo a su lectura discreta mis mejores entradas. Espero disfruten.

19 junio, 2006
El poder del qué chucha!!!

Quisiste ponerte un arete en la nariz pero en seguida pensaste: "Y ahora qué dirán mis amigos". Recuerda, encuentra la fuerza en esta frase: QUÉ CHUCHA!!
Tenías que pedir un aumento pero bien que se te hacía ASÍ pensando en todas las negativas que te iba a dar tu jefe. No seas pendejo. Ve y pide tu aumento. Armate de valor diciendo: QUÉ CHUCHA!!!
Te sacaste al aire y la mugre trabajando todo el año para pagarte tus merecidas vacaciones en Colombia, pero pensaste en lo que toda tu familia diría, considerando la situación del país. Manda a todos a la mierda y una vez más di para tus adentros: QUÉ CHUCHA!!!
En serio, no estás cansado de ver cómo todo el mundo quiere vivir tu vida. Cómo media humanidad cree saber cuál es el camino más apropiado para ti cuando esta vida en sí es un descubrir diario.
A nadie le dieron un guión para interpretar el papel más grande de tu existencia: tu propio vivir.
No sé qué quieras conseguir de tu trabajo, de tu esfuerzo, de tu vida, de todo. Pero si tienes clara tu película, quién tiene el derecho de aplastar tus sueños. Con qué permiso entran al lugar sagrado que todos conocemos como libertad.
Y no estoy para hablar de responsabilidades, y toda esta lista de cosas que suelen decir, porque ya estoy harto de hablar de eso. Ahora es para hablar de que tú puedes conseguir todo. Todo. TODO. Solo traza bien tu objetivo y si le pones sal y pimienta a todo lo que hagas, de seguro el intento ya es más que nada.
Si eres tímido, repite conmigo: QUÉ CHU!!! Si estas arrecho, entonces di pues: QUE CHUT CHA!!!
Solo son letras, palabras. Ahora te quiero ver en la práctica.. pero ojo, no para criticarte... porque QUE CHUCHA me vale lo que hagas... total, es tu vida. Sé feliz.

30 octubre, 2006
¿Sí se puede? No, mejor decir: Sí puedo.

Y empiezo aclarando el por qué escribir así el título de esta publicación. Porque siempre descubro la fuerza del individuo cuando se logra desde uno mismo.
Recién terminé de hacer todos los trámites pertinente, en la comisión de tránsito, para retirar un duplicado de las placas de mi auto. Seguro que si eres de Guayaquil, y al escuchar Comisión de tránsito, has podido ser condolente con mi situación. Gracias si fue así aunque de manera innecesaria. Para aquellos que necesiten hacer este trámite a continuación explicaré los requisitos:
- Matrícula 2006 y original
- Cédula copia y original
- Denuncia en la fiscalía
- Denuncia en la OIAT
- Impronta de chasis y motor
- Si no es el propietario, autorización notarizada y copia de cédula
- 3 juegos de copia de todo lo indicado, previo visto bueno del jefe de placas.
¿Cuáles fueron las anécdotas? Primero, tuve que ir dispuesto a no ser partícipe de la corrupción. Porque para un corrupto, se necesita otro que lo mantenga en su corrupción. Ojo, primero, teniendo la denuncia de la fiscalía, vas al Comisión, del centro en la calle chile y pagas una especie valorada en $4,oo, presentando los requisitos. Eran las 13 horas. La fila puede ser un poco larga. Lleva un crucigrama o un buen libro. Los apurados son los extreñidos o los cagones que no se aguantan ni media hora. Después de tener la especie valorada fui a la OIAT ahí mismo, pero en otra oficina, y tuve su denuncia. La torta estaba ya tomando color y se ponía punto caramelo. Siguiente parada, matriculación, por la terminal METROVÍA. Salimos a las 14 horas menos diez minutos.
Ahí si que los buitres se notan de lejos... Creo que es la proximidad del río o no sé. Por eso, otra vez tomé aire y preparado fui pero al llegar, claro... las insinuaciones de corrupción son en la cara. Necesitaba la impronta pero el juego de palabras o la expresión corporal de los oficiales te dan a entender que todo se puede arreglar, o sea a justicia, el orden se puede alterar, con un buen billete para evitar los "tediosos" trámites. Pero la hora del almuerzo se venía y teníamos hambre. Fui a casa y dejé a mi padre almorzando y yo, con una colada Quaker, pude seguir con los trámites. Mi papá se puso las pilas y sacó el mismo la impronta del chasís que no es otra cosa sino la impresión en negativo de la serie del motor, utilizando una cinta adhesiva impregnada de polvo de carbón. No es ciencia cuántica.
Ok, eran las 15 horas y con esa coladita en mi estómago, a ver qué pasaba. Todo bien y de hecho sólo hay una caja, la número diez, sin filas ni tíquetes ya que no hay mucha demanda, para pagar este trámite. Eso sí. Antes a por los tres juegos de copias que pedían en los requisitos. Creo que ahí sí fue la mancha del día, y de quien menos uno se espera. Hasta el momento, la CTG mostraba pundonor y altura. Todo trámite como debía ser. Ni un pago extra. Sin tiempos de espera. Pero esta reverenda hijuela valiente celemba que ni con tres encebollados .. ... ejem.. .perdón. Decía... Pido a esta mujer tres copias de cada cosa. Me advierte que no cobrará 5 sino 10 centavos por las copias grandes. Es decir, su incompetencia o su viveza quiere ganar a la mía. Ella utiliza una impresora y claro, más tinta. Pero como dice Flor María.. ok... buejjj... digamos. Los diez centavos.. va! Ahora, luego al hacer cuentas... 90 centavitos y yo sacando un billete de diez. La man.. y cito: "le voy a cobrar un dólar porque no tengo suelto" ... (advertencia... las palabras que va a leer ahora son de contenido ofensivo y vulgar)...
¡Chucha tu madre, qué te pasa. O sea que ahora me vas a ver la cara de cojudo. La verga que te voy a pagar el dólar vieja puta! ... eso hubiera dicho pero no.
Yo soy educado y le reclamé en frente de todos que con qué derecho me estaba cobrando el dólar. Y vuelta me explicaba la ausencia de sueltos. Le dije que eso no era mi problema y menos aun que no tenía que aguantar su abuso. La man se puso colorada porque si bien no grité, o alcé la voz, fui súper enérgico en mis palabras delante de todos los que estaban ahí. Le dije que si le daba la gana mejor cobre tres dolares o loq eu se le venga a la mente. Total, esa era su excusa. Luego, ya para cuando vi que al menos yo ya me había hecho entender, cambié de actitud con lo poquito de paciencia que tenía y le dije que otra cosa era si me decía: busque suelto por favor... Y claro, ahora lo dice: busque suelto por favor. Ok. Me tragué un poco el orgullo y borrón y cuenta nueva. Fui al carro y le busqué hartas monedas de diez.
Prueba superada. Creo que eso faltaba que alguien diga. Es que en serio... sólo en este país... o no?
Con todo y las copias, de ahí fue cuesta abajo. Total, y porque ya deben estar re-aburridos, el martes de la próxima semana tendré mis placas. Así que podré irme de feriado con la camioneta y sin faltar a la ley.
Llegué a casa a las 16 horas menos un cuarto. Estoy contento. Aquí en Guayaquil sí se puede. Yo sí puedo. Todos.
Ése es Guayaquil de mis Amores.

08 mayo, 2007
Cuenta regresiva: 52, 51, 50...

Aquí voy otra vez. Una locura más. Un conteo sin sentido. Pura magia. ¿No es así después de todo la misma? Así me gusta a mí.

Cuenta regresiva a un no sé qué. Algo queda claro... debe pasar un tiempo, seguro la paciencia se pone en juego. Ajá, y claro está: la curiosidad. Tal vez para unos morbosa, ya que sólo le interesará conocer sin querer estar envuelto o comprometido en el desenlace. Tal vez ingenua e incauta, del que por preguntar luego no sabe cómo olvidar.

Números avanzando hacia un seguro cero... o, ¿no? No es bueno suponer. Al menos eso aprendí de una película, ya vieja que no viene a colación. De pronto le gustaría a este lector que se detenga ¿en el número diez? Para enumerar en retrospectiva, bastan a lo mucho dos números. Tres si queremos ser generosos: uno mayor, otro menor y así si gusta usted seguir con más cifras. Oh, perdón. Menos serían las indicadas.

No es interesante. Hasta de adrenalina se me podría llenar la sangre de saber siempre que hay una sorpresa a la vuelta de la esquina. Vayan por la calle y hagan el experimento. Cuenten en reversa antes de doblar un callejón, o antes de abrir un regalo; cuenten antes de pedir el dichoso aumento de sueldo que ya hablé en otro escrito (está más abajo y se llama "El poder del qué Chucha").

Espero no hallarme sin más números algún día. Quiero contar en reversa siempre. Qué pesado se me hace contar hacia adelante. Siento que arrastro los números que ya dejé atrás. Beto y Enrique, de Plaza Sésamo, me enseñaron alguna vez a contar ovejas. ¡Válgame! Creo que a mis cinco años de edad llegué hasta el famoso y tan anhelado número diez mil. Claro, yo de niño pensaba que al llegar al mil seguía ése. No. No se podía seguir adelante. Me aburrí. Al menos contando hacia el cero (quepa aquí decir que fue un gran descubrimiento de la humanidad este rechoncho número) había un final para empezar otra vez.

Avanzando hasta la gran O (o de oveja, no es 0 de cero). En griego tiene su propio nombre: MEGA O. Y hasta su puesto en su alfabeto. A ver qué pasará ahí, entonces.

Cincuenta y dos. Cincuenta y uno. Cincuenta. Cuarenta y nueve. Cuarenta y ocho. Cuarenta y siete. Cuarenta y seis. Cuarenta y cinco. Cuarenta y cuatro.