domingo, 14 de octubre de 2012

Palacio y presente

Más que regalarle un palacio, su felicidad era construirle las paredes, los techos, los jardines, en fin, todo con cada ladrillo que le obsequiaba, con cada flor que le regalaba.

No se podía dar lo que primero no se recibía. Se desbordaba el arca de tesoros que tenía que traducir tanta generosidad en obra, en pensamiento, en palabra.

Esta casa sería evidencia de un pasado real. Sea descanso para quien aquí more.