- Cantinero... dos cervezas por favor que ya llegó mi amigo. Carajo, que usted se hace esperar... pero vale la pena.
- Ni se diga compañero. Cuántos años serán. ¿Dos?
- Pues se sienten como cinco. Por qué la tardanza. ¿Alguien se resistía a ir contigo?
- Ni tanto. Papeleo, burocracia. Que si van para arriba o van para abajo. Depende de sus creencias. Solitos se ponen en trámites. Yo lo único que hago es el pase de ida. Allá ellos con sus infiernos o paraísos. Y bueno, que no estamos aquí para hablar de trabajo. ¿Viste el partido de fútbol? Qué bruto para resbalar el disparo de penal. Se lamentará... hasta que yo lo recoja, jajaja.
- Jajaja. No se burle señor que yo casito casito y lo mando a llamar a usted. El alma se me iba volando. Pero bueno, no es que quiera hablar de trabajo pero también he estado a full. Tanta gente que no se cuida y ya ve... más de un condón roto me manda a llamar. Pero bueno, cosa buena verle a los siglos. ¿Cómo está la comadre y los ahijados?
- Los niños creciendo. Vieras que ya la mayorcita está por recibirse de la universidad. El que sí me saca canas verdes es el menor. Está en la edad del burro pero bueno... tú y yo mejor que nadie sabemos las diabluras de esas épocas.
- Carajo, ni me hagas acuerdo. Todavía me viene a la mente el debate del 2008 en esa asamblea. No sabían si ir o por ti o por mí. Qué risa esta gente.
- Y tu mujer, ¿sigue de voluntaria?
- Ya la conoces... así es mi señora. Algo la tiene que mantener distraída.
Bip bip.
- ¡Por la piola, pupchas! Ya no se puede ni tomar una cerveza con los amigos. Tengo que irme que me llama el deber.
- Compadre que ni tiene que excusarse. Hoy mismo alguien está por tomarse el frasco entero de pastillas y me va a tocar esperar hasta que la última haga efecto para darle pasaporte. Un abrazo fuerte y espero que pronto nos veamos, así sea para una parrillada. Esta vez yo invito en mi casa.
- Seguro compadre. Hasta la próxima. Muchos recuerdos a la familia.
- Hasta la vuelta.