martes, 27 de noviembre de 2007

Segundo Pergamino - La Flecha (Capítulo uno)

Al llegar a casa se abrió el segundo manuscrito que preferiría haberlo perdido o quemado. De la matanza que se hiciera a la camarilla de la servidumbre. Hace 398 años, un genio de las mejores artes que nuestra Psiociencia haya desarrollado, logró levantar un grupo que llevó a más de 7 millones de seres a la muerte violenta. Niñas, hadas, náyades y ondinas. Pequeñas criaturas que hacían de este mundo el paraíso, la fuente de gracia, del sustento, del perdón y la misericordia. Por años torturadas. Y todos, hombres y niños, ancianos y jóvenes, mudos testigos. Duró 15 años. La Gaia y su compañera de la noche, La Selene, juntas fueron subyugadas al poder de Ares y por primera vez, sus colores fueron, del azul y del plata al carmesí de la desolación.

Fue la cofradía Poinsetia, salvajes. Su nombre lo tomarían de la flor sagitaria. Admitir que el mundo tiene su belleza en la diversidad está lejos de su comprendimiento. Hoy mi forma humana se conmueve ante tal carnicería. No hay voz que pueda repetir el suceso. Las doce casas se reunieron y así, el Cinturón de las Estrellas pudo, en un esfuerzo final, conseguir la Flecha perdida de Egipcia, adalid y portadora del valor Sagitario. Una descendiente de ella, en la línea psiónica, con carcaj y arco bastaron para perforar con saeta de justicia, el pecho de Exdors. Así tenía que ser. La casa sólo puede ser destruida desde adentro y la Egipcia en turno era la única que tenía tal poder.

Las gitanas y los sabios dejaron el fuego Poinsetia. Recuerdo esa ceremonia. Nunca se habían derramado tantas lágrimas. El Éter, hijo del cielo, derramó su frío en el firmamento como nunca antes. Los sollozos de las sirenas formaban las canciones más tristes. La casa del Arquero no iba a perdonar nunca que uno de sus hijos haya puesto tal carga y pecado sobre sus hombros, que de tal forma decidieron plantar las flores que dieran nuevo nombre a la vileza. Cada vez que sus botones nacieran en el mes de diciembre, en cada casa de Sagitario al rededor de La Gaia, sus pétalos encenderían su flama dolorosa y por eones, nunca más se repetirá tal holocausto.
Una nueva historia empieza a relatarse y los otros once rollos poco a poco irán devanando sus hilos hasta ahora entretejidos de misterio. Pero Leuriq, no descuides tu trabajo. Veo las esferas de tiempo y me dispongo en horas de trabajo. Pongo el aviso que los clientes son bienvenidos.

jueves, 22 de noviembre de 2007

¿Sabe usted cómo capturar un puerco salvaje? - Anónimo

Usted captura puercos salvajes encontrando un sitio adecuado en la floresta y tirando un poco de maíz en el piso. Los puercos vienen diariamente a comerlo gratis. Cuando se acostumbran, usted construye una cerca de un costado del sitio en donde ellos ya se aclimataron. Cuando se acomodan a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca. Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco hasta instalar los cuatro costados del cercado alrededor de los puercos, al final instala una puerta en el último lado. Los puercos ya estarán acostumbrados al maíz fácil y a las cercas, comienzan a venir solos por la entrada. Es ahí cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo. Así de simple, en un segundo, los puercos pierden su libertad. Ellos empiezan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están sometidos. Luego, empiezan a comer el maíz fácil y gratis. Se quedan tan acostumbrados a eso que se olvidan cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud.

martes, 20 de noviembre de 2007

Pergaminos de Leuriq Noa - Prefacio

He tenido un sueño muy raro. De un mundo, llamémosle mágico. Donde volaban las personas metidas en grandes tubos. De algo llamado electricidad y pinturas dinámicas. Pero a la vez, su magia contrastaba con su cavernaria manera de vivir. Incluso, formas de dar muerte al ser humano que la más cruenta imaginación se aterraría. No podrán creer lo que vi ahí. Pero no fue un sueño. Las esferas me dicen que sí; anuncian que ya es un nuevo día. Aunque al levantarme, esta realidad no me calzaba.

Fue alterado. Todo. Mi pasado, aquél que yo creo saber fue retorcido y no logro saber su causa. Pero fue mano humana la que atisbo en medio de todo esto. La historia, ¿quiénes son nuestros héroes? Mi familia y mis hermanos, ¿son de mi sangre? Salgo a la calle y algo tan cotidiano como comprar ingredientes para las pócimas de la semana, no dejen escapar en mí ni el mínimo aviso de asombro. ¿Debería estarlo? La moda del momento son los sombreros en punta, color rojo. Ya pronto vienen las elecciones contando a Balanzas y Sagitas entre los favoritos. Imagino que el movimiento Sagitario ha de ganar este siglo. Leo por las calles empedradas los letreros de sanidad: "Restricción a la caza de Darakones hasta nuevo aviso". Y el sueño me vuelve a retumbar. ¿Por qué me siento mareado?

Qué es cierto. Qué es falso. Ya no sé qué lugares son reales ni quiénes están vivos. Y a medida que esta modorra de frugal embriaguez se disipa, una -cuál es la palabra para esa risa interior que descubre una travesura ajena- ah... risa sardónica me cubre interiormente. Alguien de esta Tierra, a la que llamamos Gaia, por primera vez, se atrevió a tanto.

Yo soy el observador. Leuriq Noa. He sido testigo de la evolución de las especies de este planeta por tiempos desde antes que el mismo tuviera voz humana. Jamás había visto a una de ellas, con tanto poder, abrirse paso para sobrevivir.

Yo hice lo mismo. Tuve un propósito que lo empecé hace ya muchos siglos. Tengo deseos de tener otro más. Pero no. Yo no voy a interferir, no mientras ELLA no me quite por lo que luché. Y sin embargo, entiendo que una guerra se formará. No puedo esperar a que empiece. ¡Qué emoción!