viernes, 22 de mayo de 2009

Andrés

No te fuiste, sino has venido desde mucho antes que yo a dar vida. Aunque la queja quiera salir, quiera reclamar (te) algo, tu partida no dejó oportunidad para ninguna.

Es doloroso, mucho porque estas palabras no son leídas para ti ni porque quiera decirte algo. Mi monólogo es impotencia traducida en lágrima escrita.

Algún día entenderé un poco más dar la importancia al fragmento de vida que al suspiro efímero del adiós.

Con infinito pesar, adiós tío.

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