lunes, 4 de febrero de 2019

Espacio y vacío

En la escuela de magia no te enseñan a defenderte. Es como cuando estudias derecho. Imagino, y aquí sólo elucubro, que aprendes a contraatacar los argumentos de la otra parte litigante. No obstante, no piensas que estas declaraciones puedan ser causante de daño o más aún, que puedan quitarte la vida.

Hay tantas formas de usar la magia en un mundo de mentes criminales y llenas de creatividad. Nuestros maestros sí, nos explican que hay un mundo allá afuera dispuesto a encontrarnos y que no necesariamente sean maestros de las artes. El mismo director nos llama a no ser esclavos de nuestros elementos respectivos sino que aunamos en una sola las diferentes naturalezas a nuestro alcance. Que la fortaleza de la Tierra nos defienda de los ataques tanto físicos como mentales. Que el Fuego nos permita transformar la voluntad de nuestros perseguidores. Que el agua se controle y sirva para sobrellevar las emociones que provocan cuando nos vemos perseguidos. Y finalmente, que el Viento nos permita ver por encima del aquí y el ahora, con mayor perspectiva y distancia para ver más allá de lo evidente.

Una vez me arrebataron mi corazón y mi mente. Bajé mis defensas y estuve sujeto a la voluntad de mi captor, que por más de 4 años no pude librarme de su poder. El espacio que ocupaban en mi ser ahora estaban vacíos y cuando logré despertar de este encantamiento me di cuenta de todo el daño que ya había sido causado, y no por mano ajena sino mía.

Sólo se puede aprender de la experiencia y tener cuidado de no elevar demasiado altas las murallas de nuestro ser sino que con buen ojo percibir tanto las buenas como malas emociones y así tomar una decisión.

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