Estoy rodeado de personas que a menudo pierden esta visión. Se fatigan, se olvidan incluso que tocaron con sus dedos al amor. Que el amor tocó su alma en formas que el más presto de los sentidos no podría explicar; vergüenza y envidia del tacto.
Yo no reniego del amor ni lo resiento. Hoy me he acordado de buscarle en las más ínfimas expresiones que la pareja ha de manifestar en mi siguiente momento ahí frente a mis ojos. Y le identifico, le aprecio, le veo los bordes y las formas; está en la mirada cómplice del amante eterno que te regala la sonrisa y el guiño; en el toque de frentes; en la lágrima del que se despide; en el abrazo del pecho fatigado.
Oh amor, hoy te quiero encontrar otra vez y ponerte un momento en bandeja; tomarte fotografía y huella digital; hacerte figura.
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