Un corazón grande no desea el sufrimiento del otro. El placer de los sentidos y del alma viene de un corazón misericordioso que sabe que no se merece ningún tipo de dolor en esta vida. Si tiene más apertura, se dará cuenta que su experiencia otro más también la podría vivir.
Un corazón grande se compadece y más aún, es valiente y sabe que el placer no se lo evita sino se lo recibe con gratitud del otro y del yo.
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