Querido Melocotón, si mis manos no te pueden acariciar, permíteme que mis palabras te toquen.
Alivias el dolor de la mañana. Eres el pensamiento que mueve mi cama.
Desear el placer (de tu llamada) me recuerda luego el dolor (de tus constantes mentiras). Así pues, soy consciente de esta dimensión que necesita del otro por más que se crea que se la puede conseguir incluso tomando el asunto con propias manos.
El TÚ es mejor si eres frontal y no un lejano aspecto de mí en tercera persona bañándome en fantasías vulgares. Te quiero real.
Alivia mis dolores. Sé misericordia. Sé mío; déjame ser tuyo.
Ejercicio de escritura para Taller de introspección con la palabra "Placer"
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