miércoles, 11 de septiembre de 2013

Tesoros


Cuatro almas se encontraron a contar sus historias personales en una descripción de algo que podrían llamar suyo. A saber, tesoros le llaman en ciertos lugares. En otros, cargas. Pesos que se llevan aferrados a la mano y que impiden acoger lo nuevo y desconocido.

Una empezó su relato así:

“Mi tesoro tiene que ver con eso que llaman pasado. Me sigue a donde vaya y a ratos quisiera tener alas para volar lejos de su presencia. Encuentro dicha en la ingratitud de mi memoria y que se disipe lentamente –quepa aquí la esperanza del olvido- en vagos recuerdos. Mi pasado no me deja avanzar. Y cada día crece más este cofre donde voy colocando joyas de instantes vividos. Pero mi pasado no me deja avanzar. Mi cuerpo se inclina hacia adelante con deseos férreos de llegar un paso más y otro. Me han dicho que me voy a perder de nuevas experiencias por andar velando lo que ya no existe y les grito hasta que mi propia voz sea la única que escuche. Nadie sabe el precio de mi tesoro y no lo dejaré jamás”.

Este relato dejó a las otras almas en silencio pero una tomó valor y siguió la velada con su historia. Algo temblorosa, tragó saliva y así empezó:

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde y yo perdí mucho el día que se fue mi inocencia. Era esa pequeña que tenía de compañía en fantasías y juegos. Era mi mejor amiga y la llevaba a todas partes. Su presencia hacía mis días brillantes, felices y llenos de ilusión. Siempre la supe cercana pero la tomé por sentado. Ni siquiera supe valorarla. Ahora, mi mundo se torna gris ante los ataques de palabras y la traición. Me cuesta pensar que un mundo tiene que ser construido con la desconfianza. Nunca más recuperaré mi amado tesoro por más que mi rostro quiera ahora acomodar la imagen de su memoria”.

Una vez más, la sala enmudeció. No supieron qué decir. Alguien pensó a sus adentros alguna palabra de consuelo pero se contuvo para no dañar lo sagrado. El terreno del otro. Así, sólo prosiguió quien por turno tuviera la palabra.

“Mi familia ha sido todo en mi vida. Ha sido quien me diera su paternidad en la escuela y quien a mí me dijera hijo sin importar su seno. Fue la voz amiga que me hizo ver al hermano, al amigo que la vida me tenía reservado como sorpresa. Mi familia nunca fue sangre sino elección y obsequio”. Su voz se detiene y pareciera que se fuera a quebrar por un recuerdo. “Mi familia ahora la he podido armar yo. Soy feliz del hijo y la esposa que conocí. Mi tesoro”.

No fue difícil para las almas ver que su corazón se encendía en calidez después de este relato, lo que llevó a la última –ya más animada- a finalizar la velada con su historia.

“Mi conciencia es barro
 Es tierra y polvo y agua.
Torcida y cierta.
 Es grito e incomodidad.
Es lágrima viva
y consuelo presto.
Cómplice del otro
y ajena a mí.
¡Calla conciencia!
Déjame que quiero
ser humano y pecar.
Déjame que sepa
lo que es amar.
El niño se ha ido
y el hombre sabe que
si tengo, no dudaré
quitarte la vida
para poder crecer”.

Cuatro almas, cuando tesoros.


Arquelino
10-septiembre-2013



Ejercicio de escritura para Taller de introspección con una palabra escogida al azar: "Mi sombra". 

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